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El mal negocio de los desastres

Actualizado: 30 mar 2022


Es uno de esos días que uno recuerda exactamente qué hacía y dónde estaba. Era una cálida tarde de verano en el sur de Chile, a orillas de un lago llamado Caburgua. Finalizaba enero de 1986 y alguien llegó al grupo con un periódico que tenía como titular de primera plana, el accidente del transbordador espacial Challenger. ¿Cómo fue posible que ocurriera esa tragedia? Era la pregunta que todos nos hacíamos.

No era solo nuestra pregunta, el mundo veía con pesar la muerte de astronautas y la que sería la primera maestra en el espacio. Se creó una comisión investigadora que tendría como fin no solo encontrar las razones del lamentable incidente, sino también prevenir que en el futuro un hecho como este se repitiera.

Esta comisión, que contaba entre sus integrantes al astronauta Neil Armstrong y al físico teórico Richard Feynman, encontró las siguientes causas:

  1. Falta de cultura de la seguridad.

  2. Pérdida de resistencia y elasticidad de los anillos "O".

  3. Fallas en la comunicación del equipo.

  4. Conflicto entre áreas directivas y técnicas.

  5. La NASA había minimizado los riesgos con tal de cumplir su calendario de lanzamientos.

Podemos obtener valiosas lecciones para nuestro negocio, que se pueden desprender de las conclusiones de la comisión investigadora de este accidente.


Falta de cultura de la seguridad

La seguridad es un factor importante en cualquier negocio, sin ella, la integridad física puede verse gravemente alterada. Instalaciones defectuosas, equipos en mal estado, tecnología inapropiada, no usar protecciones como casco o guantes o zapatos de seguridad, entre otros, pueden traernos un problema que puede afectar a alguien de nuestro equipo o a nosotros mismos. Un desperfecto que se podría haber solucionado con unos pocos pesos, puede traducirse en un accidente de catastróficas consecuencias.

Revisa manuales, consulta a expertos en seguridad, reduce al mínimo el margen de riesgos.


Pérdida de resistencia y elasticidad de los anillos "O"

La comisión investigadora del Challenger descubrió que esta debilidad ya era conocida y que, sin embargo, no se tomaron medidas para cambiar o mejorar este anillo. A veces podemos tener perfectamente identificadas nuestras debilidades o disfuncionalidades como empresa, pero no hacemos nada por mejorarlas. Luego de la identificación de un problema, debemos buscar soluciones efectivas.


Fallas en la comunicación del equipo

Esta disfuncionalidad puede deberse a varios motivos: una nueva jefatura o una que no sabe gestionar la comunicación; crecimiento de la empresa, que genera roces porque los canales de comunicación no han sido debidamente organizados; luchas internas por posiciones de poder; introducción o promoción de personal por motivos ajenos a los profesionales, lo que deteriora la moral del grupo; falta de vías de comunicación efectivas; falta de definición de roles en el equipo, lo que trae como consecuencia que nadie se haga responsable. La lista es más larga, pero se debe instaurar y perfeccionar continuamente una forma de comunicación que logre que en cada nivel y entre niveles, la comunicación sea efectiva.


Conflicto entre áreas directivas y técnicas

Debe haber claridad de propósitos en todos los niveles y cada uno debe conocer su papel en ellos. Se debe crear una atmósfera de confianza e interacción efectiva entre todos. Quienes toman decisiones deben tener muy en cuenta las opiniones de quienes tienen el conocimiento técnico. Y quienes tienen el conocimiento técnico deben tener confianza en las áreas directivas. Es bueno que todos tengan claridad sobre la misión, la visión y el propósito de la empresa. Junto a otras pautas más detalladas, ayudarán a que todo el equipo apunte en el mismo sentido, cada uno asumiendo su rol respectivo con responsabilidad y espíritu colaborativo.


La NASA había minimizado los riesgos con tal de cumplir su calendario de lanzamientos

Podemos hablar mucho sobre este aspecto, pero quiero detenerme en lo que, desde mi punto de vista, es la raíz de fondo cuando se privilegia el avanzar a toda costa sin tener en cuenta los riesgos: el valor del ser humano. Ante toda decisión debemos pensar en cómo afectará a las personas de nuestro equipo. ¿Producirá algún daño físico, moral, familiar? ¿Considero valioso a cada integrante de mi empresa? En momentos de crisis, una de las primeras medidas que se evalúan es la reducción de personal, el mismo personal que estuvo "en las buenas" generando productividad. Sí, una empresa no es una institución de caridad, pero no por ello debe carecer de humanidad.


Al parecer, la NASA perdió el valor del factor humano, lo que generó desconexiones entre niveles, falta de credibilidad, decisiones basadas en factores económicos, intereses políticos, desconfianzas y finalmente una tragedia. Algunos años después, el accidente del transbordador Columbia dejará en evidencia que no aprendieron la lección.


Valora a tu equipo, genera canales de comunicación efectivos, sé humano y trabajen todos en un mismo sentido. No esperes el desastre para reestructurar.



Por: Alejandro Troncoso Hidalgo Emprendedor Diseñador Gráfico, Lic. en Lengua y Literatura, Mtro. en Salud Pública Gerente de Marketing en Escuela Superior de Negocios de Monterrey alejandro@esunm.edu.mx


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