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7 actividades de filosofía que puedes hacer cotidianamente

Actualizado: 5 abr 2022


Reconocer que podemos aplicar la filosofía en la vida cotidiana nos puede llevar a transitar una vida mejor: ser más conscientes de nuestros pensamientos, actos y emociones. Así como hacernos más serenos a los devenires de la existencia.


Muchas personas que desean acercarse a la filosofía lo hacen mediante libros y teorías, lo que puede resultar abrumador y paralizante. Según Eilenberger, un buen comienzo son las biografías y cartas de los filósofos que dan cierta visión de por qué sus pensamientos eran importantes para ellos.


Además, te recomendamos ubicarte en tu propio contexto. Observa cómo es el mundo actual, cuestiona y replantea ideas que ayuden a hacer de él un lugar mejor. Para ello, a continuación te proponemos algunas actividades concretas que te pueden ayudar con este cometido.


1. Cuestiona tus creencias

Según el profesor de filosofía Eduardo Infante, la filosofía tiene que ver más con hacer preguntas que con la respuesta. En otras palabras, es un amor más a la pregunta que a la contestación. Pues, con los cuestionamientos derribamos muros mentales, prejuicios y dogmas. De esta forma, Infante afirma que la filosofía puede ser el mejor antídoto contra la estupidez y el dogmatismo.


Desde que somo niños nos enseñan y asimilamos un conjunto de creencias que no cuestionamos y asumimos como verdades. Cuando llegamos a la adultez, mantenemos muchos pensamientos obsoletos, limitantes y dañinos, sin darnos la oportunidad de asumir otros puntos de vista.


Infante invita a sus estudiantes a manifestarle sus inquietudes sobre la vida y les ofrece las respuestas que los diferentes autores de filosofía han aportado a estos temas. Algunos de estos suelen ser los siguientes:

  • La existencia de Dios.

  • El sentido de la vida.

  • El mal en el mundo.

  • Bullying.

  • El amor.

  • Nuestra responsabilidad con la naturaleza.

  • El feminismo.

Seguramente has tenido inquietud por alguno de estos temas. Escoge uno y advierte cuáles son tus creencias acerca del mismo. Luego hazte la siguiente pregunta: “¿y si esto no es como yo creo?”. A partir de allí investiga lo que otros pensadores han dicho. O pregúntales a tus amigos sus posturas sobre el tema.


2. Ayuda a los demás, pero con sentido

Asumamos que quieres donar cierta cantidad de dinero a alguna organización benéfica. ¿Cuál deberías escoger? ¿Una cuyo nombre te sea familiar? ¿O la que se está encargando de alguna catástrofe? Existe una corriente filosofía que se llama altruismo eficaz, cuyos defensores creen que los donativos, por más pequeños que sean, pueden ayudar mucho más de lo que creemos. En líneas generales, cuando queramos hacer un acto altruista preguntemos dónde nuestra ayuda tiene un mayor alcance.


El filósofo de la Universidad de Oxford, William MacAskill, en su libro “Doing Good Better” aconseja que nos preguntemos si estamos ayudando a un área que está olvidada y necesita recursos o donamos cuando ocurre una catástrofe.


3. Aprende a controlar tus emociones

Durante mucho tiempo se pensaba que el ideal del hombre sabio era alejarse de las emociones y rechazarlas. Ya que eran vistas como una molestia que interrumpía la vida feliz o propiciaba una existencia dolorosa. Con la llegada del romanticismo esto cambió. Las emociones ya no eran consideradas malas, sino lo más importante en la vida.


Creemos que lo ideal no es adoptar ni una postura ni la otra. Las emociones no deberían ser rechazadas. Pero tampoco es conveniente darles rienda suelta sin ningún tipo de control. Un buen manejo de las emociones es un aspecto vital para nuestro bienestar.


4. Reflexiona antes de unirte a una polémica en las redes sociales

Hoy en día las redes sociales son un arma de doble filo. Si bien son un medio para conectarnos con el mundo y hacer llegar nuestras ideas a muchas personas, también han sido utilizadas para difamar, dañar, amenazar o herir a otras personas que piensan diferente.


¿Vale la pena ganarse unos retuits aunque sea a costa de humillar o insultar a alguien? ¿No es mejor invitar a esa persona a dialogar? Esto va muy de la mano con el control de las emociones. Se necesita de inteligencia emocional para lograr esto.


5. Ejecuta el voto reflexivo

Un gran ejemplo de cómo aplicar la filosofía en la vida cotidiana son las elecciones. Pues se trata de dirigentes que tomarán decisiones que pueden afectar significativamente nuestro estilo de vida. En consecuencia, la decisión debe ser asumida con responsabilidad.


Una pregunta filosófica que aplica para estos momentos es si queremos ayudar a crear una sociedad más equitativa o preferimos potenciar la libertad individual.

Asimismo, el deber ser radica en escuchar a nuestros candidatos, cuestionarlos, investigar sus posturas y pensamientos. En función de ello tomar decisiones. Asimismo, en caso de no conocer en qué consiste una determinada corriente política, lo ideal es averiguar sobre ella y reflexionar si es lo más conveniente para la sociedad.


6. Reflexiona sobre la muerte

A la mayoría de las personas les angustia la muerte, pues es un hecho ineludible y desconocemos qué hay después de ella. Muchos filósofos han escrito al respecto. Por ejemplo Epicuro, que menciona que el miedo a la muerte es irracional, ya que después de fallecer no sentiremos nada en absoluto.


Más allá de las reflexiones de cada pensador sobre este tema, conocer los diferentes puntos de vista puede ayudarnos a lidiar con la angustia que genera el final de la vida. Por su parte, Marco Aurelio defiende que pensar sobre nuestra propia muerte nos lleva a hacer pequeños ajustes cotidianos.


Una actividad interesante es la que propone el profesor Eduardo Infante, en la que les pide a sus alumnos escribir su epitafio. Este ejercicio puede hacernos reflexionar sobre cómo estamos llevando nuestra vida y si está en consonancia con aquello que queremos alcanzar antes de fallecer.


7. Escucha, dialoga e integra otros puntos de vista

Sócrates utilizaba el dialogo para generar conocimientos. Si queremos aplicar la filosofía en la vida cotidiana, ¿Qué mejor forma que a través de esta herramienta?

Muchas personas participan en conversaciones, pero no escuchan lo que otro tiene que aportar o decir. En su lugar, están pensando en su próxima respuesta o solo atienden a aquello que les interesa.


Esto no les permite integrar otras perspectivas que pueden enriquecer su conocimiento acerca de la vida. De esta forma, viven en su propio mundo, creyendo que sus ideas son la única forma de ver las cosas.


Nada más contraproducente que esto, pues genera intolerancia, odio y polarización. Ten en cuenta que la integración de otros saberes nos hace más libres.


Referencia: Mejor con salud



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